BOSQUE DE SIRENAS.
Texto y fotos: Maria Camila Sarmiento quien se vinculó en el 2.012
Ese día me levanté pensando que mi perspectiva de la vida iba a cambiar; como lo hacía cada vez que visitaba un nuevo hábitat natural… sabía que la intensidad de las sensaciones se arremolinarían en un crescendo de sonidos mentales. Y es que podría comparar los dinamismos naturales con la volubilidad de los sentimientos humanos, si cerraba los ojos, eran espirales que se retorcían en el tiempo, líneas indefinidas que catapultaban lo real a categorías utópicas.
Como una guardiana de expectativas me lancé al amanecer del domingo. El profesor Fredy y Juan David no demoraron en recogerme para emprender a una velocidad estrepitosa el viaje. La habitual neblina se extendía alrededor de la camioneta mientras recogíamos a otros dos compañeros en Sopó y retomábamos con presteza el camino a Guasca. Fuimos los primeros en llegar a “La Especial” cafetería propuesta como punto de encuentro. Sin embargo, no tardaron en comenzar a llegar el resto de la bandada fotográfica.
Luego de acomodarnos como pudiéramos en los carros, nos adentramos en la carretera rumbo al lugar previsto. En el carro iba manejando el profe Pacho, de copiloto iba Leonardo y en la parte trasera íbamos Clarita, Pipe, Camilo y yo. Habíamos avanzado un trecho no tan largo cuando oímos las palabras: “¡No tenemos gasolina!”, rápidamente la decisión fue devolvernos a la gasolinera más cercana.
En un abrir y cerrar de ojos retomamos el camino y la charla varió pasando por fotografía, naturaleza y hasta literatura. No pudo haber mejor ambiente sobre aquellas cuatro llantas. Un sentimiento de plenitud empezó a recorrer dentro de nosotros y eso me permitía pronosticar muchas más alegrías recorriendo el bosque que nos aguardaba.
A pesar de que éramos demasiadas personas para este tipo de salidas fotográficas de naturaleza, los grupos se dividieron con desenvolvimiento y la búsqueda de flora y fauna empezó a formar su esqueleto. Fue ahí cuando al entrar en el bosque me encontré con las sirenas; aletas verdes se sacudían bajo cargadas gotas de agua, esas enormes y diminutas extremidades con texturas entre pliegues llenos de minúsculos tejidos de una simetría hipnotizante me dejaron los ojos como platos.
Debo aceptar que en algunas de mis divagaciones mientras miraba claros reflejos en los charcos, había imaginado un mundo al revés en el que los desiertos estaban repletos de “peces” arenosos de ojos cárdenos, aleteando las sinuosas aguas de vapor caliente. Podría ser esta referencia la que me hizo encontrar tal aletea simetría en las hojas de Bosque guajira, no obstante, pienso fielmente que era mi creciente buen ánimo el que elevaba a zancadas mi imaginación.
En el desarrollo de la jornada: aves, orquídeas, insectos y arácnidos resaltaron en el paisaje. Muy a pesar de las condiciones climáticas que nos dificultaban bajo sombrillas la manipulación de los equipos fotográficos, la emoción de estrenar el objetivo de 105mm y el kit de flashes Nikon R1C1 junto a Claudia Ruiz ¡¡No lo cambiaba por nada!! Fue todo un reto trabajar en conjunto prestándonos los equipos, cambiando de “asistente de sombrilla número 1 y 2” a la vez que nos familiarizábamos con la novedad. Pero todo salió excelente, no importaba lo empapados, embarrados, chuzados o hambrientos que estuviéramos, se podía postergar sin rechistar.
¡Aún más! para completar el valor del día; al devolvernos a la cabaña, Adhin Muñoz y Fredy Gomez nos guardaban un bicho hermosísimo, camuflado en el tronco de un árbol, con las antenas más largas que la totalidad de él mismo y vestido a rallas.
El conjunto del día remató fotografiando colibríes que unos de nosotros habíamos dejado de lado en un comienzo y otros pacientemente esperaron buena parte de la mañana para lograr el registro deseado.
La predicción del día había sido del todo acertada, la vida tenía otra dimensión, una en la que las sirenas de un bosque aleteaban los volubles sentimientos humanos a su antojo. Y como la etimología de la palabra sirena del griego Σειρήν significa encadenado, yo había quedado encadenada a los encantos del mundo natural… Una vez más.
Mensajeros de Vida se realiza en Guasca desde el 2.010 con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Alcaldía de Guasca (2.016). Bajo el lema Mensajeros de VIda y Conservación iniciamos en el 2.016 una alianza con Conservación Internacional Colombia que con su propuesta del “Corredor de Conservación Chingaza – Sumapaz – Guerrero” busca proteger los ecosistemas de los territorios alusivos a su nombre, por lo cual se hace cada vez más importante seguir propendiendo por espacios y procesos de sensibilización, conciencia y protección del medio ambiente.