La cianotipia es una técnica fotográfica del siglo XIX que fue inventada por el astrónomo inglés John Herschel en 1842. El proceso utiliza dos compuestos químicos: Citrato de amonio y hierro (III) y Ferricianuro de potasio. El proceso consta en hacer una fotografía directamente sobre el papel (o cualquier superficie que se pueda foto sensibilizar)[1], así, los químicos son sensibles a los rayos ultravioleta y la exposición deseada varía según el tiempo que la superficie esté expuesta a la reacción. Una vez sensibilizada la superficie deseada, se coloca la composición a fotografiar encima en contacto directo, se prensa entre una tabla y un vidrio para permitir estabilidad y se pone al sol para que los rayos ultravioletas empiecen el proceso. El tiempo que debe estar un cianotipo expuesto al sol varía entre cinco minutos a un día, depende de la intensidad del sol y, sobre todo, de la tonalidad de azul que se quiera lograr.
Ya habiendo terminado la exposición de la fotografía, se quita la prensa y los objetos de la superficie para hacer un lavado inicial con agua en el que, de inmediato, se empiezan a observar esos azules característicos que nos permite la técnica. Por último, se hace un lavado con agua oxigenada diluida en agua para sellar la exposición y lograr ese azul Prusia intenso lleno de vida.
Texto escrito por Maria Camila Sarmiento para el libro de la Fundación Arts Collegium, El azul de las intenciones.
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