Fotógrafo
En el 2.010 la Fundación Arts Collegium me asignó la difícil tarea de enseñar. Enseñar a leer y a escribir con luz. Enseñar a ver el mundo de otra manera y desde otro punto de vista. Enseñar a grandes y a chicos el poder que tiene una imagen. Enseñar a coger una cámara, componer, esperar y obturar. Enseñar a expresarse como seres humanos. Enseñar, enseñar y enseñar. Mientras tanto, del otro lado de la lente estaban diferentes personalidades a la espera de cada una de mis clases; unos atendiendo, otros opinando e incluso otros como pequeños potenciales, estaban únicamente observando. Les enseño en la teoría y les enseño en la práctica a verse a sí mismos y a ver su mundo desde otra perspectiva, pero sin olvidar quiénes son y de donde son. Sin embargo nunca imaginé que cada uno de ellos también me enseñaría algo y se expresaría hacía mí de alguno u otro modo, lo cual se resume en este autorretrato. Unos prefirieron lanzarme rojo, otros negro y otros blanco (Colores de la Fundación Arts Collegium), pero todos lo hicieron a su manera y desde sus propios criterios. En la imagen está reflejado no un fotógrafo, sino un ser humano al que le han enseñado a valorar la vida, la familia y las buenas costumbres. No ha sido un trabajo mío, ha sido un trabajo de cada uno de ellos.
