Capitanas de nuestro propio barco.
La violencia no es más que perder la calma, dañar nuestra armonía, desequilibrar nuestro cuerpo, mente y espíritu, empezamos a violentarnos cuando empezamos a transformarnos en eslabones de un sistema, cuando dejamos de soñar y permitimos que corten nuestras alas, cuando perdemos la fe en nosotras mismas, y la sensualidad se mide en cifras, cuando ya no tienen valor las experiencias y ese estremecer del cuerpo y estrujar el alma no se consolida con momentos pero si se compra con dinero.
La violencia empieza por nosotras mismas, cuando dejamos que nos impongan, que nos encasillen, cuando dejamos de vivir nuestra vida por vivir una vida simplemente para agradar otros ojos que finalmente ni siquiera saben q es lo que desean, y nos convierten en un objeto que se somete a ir cambiando a medida que las fascinaciones de quien observa van mutando también.
Seamos subversivas, arriesguémonos a soñar lo que nos de la gana, a vivir nuestros sueños, a andar nuestros pasos y recorrer los caminos que llenen nuestro espíritu de paz.
Las palabras pueden herir al inconsciente y mimetizarse en el cuerpo.
