Patricia Rodriguez y su familia viven del campo, siempre lo han hecho, sus padres lo hicieron y antes que ellos sus abuelos; y si bien el campo siempre les ha dado los medios para llevar una vida tranquila, las condiciones de la modernidad, con sus exigencias, los altos costos -a pesar de estar en el campo-, las llevó a buscar formas de incrementar sus ingresos y fortalecer a sus familias.
Ese es el inicio de la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Guatavita, el municipio cercano a Bogotá en el que la ganadería lechera es la actividad económica por excelencia y de la que viven casi todos los habitantes de ese lugar.
Producir leche, cuidar de la familia y atender las actividades del campo no es tarea fácil. Todos los días empiezan a las 3 de la madrugada y terminan a las 11 de la noche, no hay fines de semana ni días festivos, solo tareas por cumplir. Aun así, el campo es el mejor de los vivideros.
Ese grupo de mujeres emprendedoras son la clave para asumir un reto adicional en su vida: darles poder a las mujeres campesinas de la región para llevar a cabo un cambio social basado en el cuidado de la naturaleza y el desarrollo económico sostenible. Pero ellas han ido más allá, han aceptado el desafío de adaptarse al cambio climático y lo han puesto como un objetivo de vida, ahí está el secreto del poder de las mujeres.
Mensajeros de Vida y Conservación se realiza en Guatavita con el apoyo del Ministerio de Cultura Programa Nacional de Concertación y Conservación Internacional Colombia:
