Somos hijos del cosmos, parte de la orbe; una amalgama de aire, tierra, fuego y agua, la manifestación de poder Supremo, pues la naturaleza vive, muere y se regenera, todo dentro de si misma cumple con una función vital, un engranaje que tiene el poder de destruir y dar vida y es a partir de ella donde comienza el entendimiento del ser, así como el agua alimenta y la semilla carga vida, si retornamos a nuestras raíces, podemos pensarnos, encontrarnos, construirnos; y solo, cuando entendamos que todo lo que habita este mundo que conocemos, está vivo en nosotros, empezaremos a comprender, que un bosque no es leña para el fuego.
Aliado
