La propuesta presentada al Señor Alcalde, para llevar los niños del Foto Collegium Guasca al Banco de la República, a presenciar la exposición del norteamericano de principios del siglo XX Man Ray, fotógrafo, pintor, creador de objetos, realizador de películas, y visionario de la imagen, fue inmediata y positivamente acogida por el Dr. Jorge Eduardo Rodríguez, quien sin dudar un segundo de la importancia de este evento para los niños y jóvenes de Guasca, coordinó la disponibilidad del transporte y la convocatoria del grupo, para la visita el día 27 de Enero.
Muy cumplido, el grupo de niños y jóvenes que atendió la invitación, parte con alegría, entusiasmo, y una gran expectativa, no sólo por la exposición de Man Ray , sino por lo que les espera en la gran ciudad capital, visitada por primera vez por algunos de ellos.
Alejandra, nuestra guía asignada para la exposición, nos introduce en el mundo de Man Ray, sus primeros años en New York, su amistad con Marcel Duchamp, y sus bellas musas inspiradoras.
Posteriormente, nos enseña y habla de sus “ready made”, (obra de arte hecha con objetos encontrados, donde los artistas descubrieron que pueden resignificar el mundo) y sus procedimientos técnicos ligados a la fotografía sin cámara, como sus conocidos rayogramas, solarizaciones y distorsiones, los cuales liberaron la fotografía de sus funciones documentales y le dieron el status de arte.
A continuación se aprecian sus celebres retratos de los famosísimos artistas del Grupo Dadá y posteriores surrealistas, sus trabajos artísticos relacionados con el juego del ajedrez, algunas de sus esculturas sus más destacadas pinturas cubistas, surrealistas y fundamentalmente modernas.
Terminada la visita a esta exposición, el grupo se subdivide en 3, y mientras unos visitan el Museo Botero, otros la Exposición de Arte Colombiano, el más numeroso se dirige a la Plaza de Bolívar y sus alrededores, donde es abordado por un inesperado y simpático guía, quien les habla de los monumentos arquitectónicos, de las iglesias, del Palacio de Nariño, de los guardias presidenciales, de los túneles del palacio a los ministerios, para finalmente enseñarles las exposiciones del Claustro de San Agustín, y la Iglesia-Museo de Santa Clara, con sus relucientes enchapes en oro.
Este personaje,además de inspirar aprecio y ternura, causa gran admiración por la ingeniosa forma que ha inventado para ganarse unos pocos pesos, seguramente escasos e insuficientes para sus necesidades, pero que recibe con una sonrisa de sincero agradecimiento.
JIV