El arte natural de su ser: una delicada pieza capaz de someterse a los trechos más empinados de la vida. La mujer posee miles de capacidades propias que la definen no solamente como mujer, sino como persona. El hecho de percibir hasta lo más profundo de los sentidos, poder ver el mundo sumergido en una oleada de suave belleza pura, responsabilizarse de llevar la vida en su ser, apaciguar problemas con su dulzura, sensibilizarse ante el amor vital, sufrir cambios de ánimo repentinos y finalmente padecer del dolor milagroso de tener hijos.
Verdadera es la gran injusticia al verla marchita, desolada, cansada y maltratada por la segregación de algunos al dudar de sus infinitas cualidades y talentos. Sin embargo, y a pesar de todo, aún se la ve intacta por todos los rincones del mundo, con paso firme, fuerte, radiante de vivir; feliz de ser mujer y de asumir su naturaleza hasta el final.
